Hija única, sus padres tienen dinero. Dinero nuevo sacado de la nada a base de trabajo, habilidad y saber aprovechar oportunidades. De no tener horas. El Padre y la madre son universitarios. Profesionales. Autónomo él, médico ella trabajando por cuenta ajena, ejercen de ricos. Y quieren que se note: Coches caros, viajes carísimos de los que se entera todo el mundo, ropa de marca, alardes y una curiosa afición por parte de él a la gamba buena, gamba a la que te invita en cuanto te descuidas porque, no se sabe muy bien el motivo, cree que es el estandarte de su poderío.
La niña es rubia, más bien baja de estatura, no es fea pero tampoco guapa: fotogénica, su cara de mofletes anchos y boca grande me recuerda -vagamente- la de una muñeca pepona. Va de pija, aunque ella lo niega, y de ecologista y progre porque es lo que toca. Moderna, aspecto cuidado, atenta a las últimas tendencias pero casi todo lo que lleva es de Zara, evidentemente porque quiere. Buenos modales, discreta, cualquier cosa que le pongas de comer te dice lo mismo: "Mmmmm ¡qué bueno!
Tiene una carrera de mala muerte (algo de publicidad y marketing) en universidad privada de las especializadas en hijos tontos de padres ricos. Jamás hubiera sacado una carrera de las de verdad en una universidad de las de verdad. Trabaja o eso dicen, por cuenta ajena, en publicidad. Su padre le está pagando un máster en nosequé. Master que iba a ser en los Estados Unidos pero que no fue. Nunca sabremos si por el gasto excesivo, porque a la niña le dio miedo o para no jorobar la boda.
Carece de talento pero tal vez lleve en la sangre el espíritu de trabajo de los padres. Se postula moderna pero de eso no tiene nada, en el fondo de su alma pretende una familia tradicional: marido del que presumir, casa con todo puesto, trabajo... tal vez quede embarazada enseguida.
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