viernes, 24 de julio de 2009

El Tío Que Corta EL Jamón

Todo a punto para la ceremonia del siglo. La boda de la niña. Los salones gran lujo, las flores, el menú, los centros de mesa, trajes, regalos, autobús para la vuelta de beodos, fotos, fotógrafo...

Pero el padre de la niña descubre que... ¡no han previsto al tío que corta el jamón! ¿Cómo es posible que en la primera boda de mi única hija no haya un tío cortando jamón? Intolerable.

Dos llamadas de teléfono y ya está arreglado. En el magno acontecimiento habrá un "rincón del jamón" y, naturalmente, allí, en medio, un tío cortando el jamón.

Es una obviedad decir que en la empresa que tienen contratada para la ceremonia deben tenerle la medida muy bien tomada a esta clase de gentuza. Y, claro, además del "rincón del jamón" ha aparecido un "rincón del Moët", lo cual no estaba previsto. ¿Habrá también, allí, en medio, un tío descorchando el Moët? ¡qué preguntas tengo! pues claro.

Los dos "rincones" los paga el rico, él solo, de su profundo bolsillo. Ya le saca al menos una de ventaja a los pobres. ¿Casualidad? ¿Intencionado?

En realidad soy un mal pensado. En esto todo, y todos, son inocentes.

Y muy, muy horteras.

Una última cuestión: ¿se habrán dado cuenta que haría falta poner también "el rincon del Chandon"?

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